La grata sorpresa que nos llevamos en nuestra primera visita, hizo que quisiéramos repetir en cuanto nos fuera posible, y así tener una visión más global a la hora de escribir una reseña. ¿Cómo podíamos haber estado tanto tiempo sin conocer el Celler?
En esta primera visita conocimos a Luca, nos impresionó su carta de vinos y tras pedir una copa de “El Tresillo” empezamos a hablar con él de vinos de Jerez, dadas las buenas reseñas de estos vinos que dispone en su carta. Nos ofreció maridarnos la comida y con el primer plato, unas ostras de Normandía, nos trajo 2 copas de Domaine de Montbourge Cuvée Spéciale, L’Etoile. Nos apasionan los vinos de Jura. Tras este gran comienzo, nos preguntó que qué nos parecía y le dijimos: “nos ponemos en tus manos”…y ya van tres visitas.
Nuestra segunda visita fue una cata de vinos de Envínate, magníficamente maridara por el portento creativo que tiene la cocina de este restaurante. Vinos muy personales, atlánticos, minerales, sin duda exclusivos (sobretodo ahora que Pitu Roca se ha quedado gran parte de la producción). Se acompañaron con magníficos platos, a destacar “la anchoa con torta del casar y carbón de rúcula”, las “manitas de cerdo con helado de wasabi y manzana” y un atrevido y a la vez exquisito “arroz de crestas”. En esta visita tuvimos la suerte de poder conocer en persona a JaviValencia y a Mara. Por fin les pudimos agradecer lo bien que lo hemos pasado gracias a sus útiles opiniones y sus conocimientos compartidos. Encantadores.
Y como no hay dos sin tres, programamos una tercera visita que es la que vamos narrar, si bien se puede resumir, al igual que las 2 previas en cinco letras: Bravo!
Local situado en pleno centro turístico de Valencia, quizás en la calle/plaza más concurrida del mismo. Entrada discreta y elegante. El restaurante está decorado en tonos blancos y crema, con estudiada luz y el contraste de los restos históricos de la muralla de la ciudad, que se ha respetado en el nivel inferior. Todo muy integrado. Mantelería blanca, cómodas sillas, buena cubertería e inmaculadas copas Riedel.
El conjunto es muy acogedor, anticipa la calidad y la calidez de la experiencia.
Fue una comida de amigos donde el menú y el maridaje ofrecido por Luca fue el siguiente:
-Quisquilla hervida. En su punto. Sabrosa. Empezamos de manera fantástica. Y si a eso le unes un Champagne Marie-Courtin Extra Brut Efflorescence, pues parece complicado superar esta entrada. El recorrido de este champagne fue memorable, desde las notas tropicales, al albaricoque, tostados y bollería. Burbuja fina y elegante. Fantástico.
-Ensalada con salazones y espuma de mar. Continuamos con el punto de mar con un plato delicado pero con mucha esencia. El vino para acompañarlo fue un Palais Kesselstatt Riesling 2002. Un vino con sorprendente frescura para su edad, terpénico y con unos hidrocarburos muy presentes. Majestuoso el vino y la combinación. Ya nos estábamos emocionando.
-Huevo a baja temperatura, guiso ibérico y patata chafada. Un plato con una base y sabor tradicional, con una moderna y elegante presentación. Muy, muy sabroso.
-Suquet de Peix. Guiso marinero que requiere de buena materia prima y respeto por la misma en su elaboración. Sin duda así se hizo. Sin palabras. Para maridarlo, Luca nos trajo un Poully-Fuissé de Chateau des Ronters Clos Varambon 2012. Tras abrirse y expresarse, aparecieron elegantes notas minerales, flores blancas, especias y recuerdos amielados. Untuoso y muy largo.
-Arroz con pollo y caracoles. En el Celler del Tossal los arroces se bordan. Este es el tercero que hemos probado, y al igual que los otros dos previos, estaba delicioso. Para acompañarlo, tras poder visitar la bodega de Luca para elegir el vino y siguiendo sus recomendaciones tomamos un Campagnes 2013. Un vino de Corbieres (Languedoc-Roussillon) elaborado por Maxime Magnon exclusivamente con cariñera. Tras las notas lácticas le siguió una fruta roja, madura, que pasaba desde las ciruelas pasas a la picota. Acidez y taninos presentes pero domados, para dar un conjunto muy integrado, sin aristas. Un gran maridaje.
-Tarta Tatin. Francamente buena y francamente bonita. Maridaje final con un Barbeito Reserva (invitación de la casa). Maridaje fabuloso y bien complementado.
Si a todo le esto le sumas un servicio atento, profesional y amable (además de el de Luca), la calidez de la experiencia y la grata compañía, hace que entendamos que sea el gran restaurante que es.
El conocimiento de vinos de Luca es enciclopédico y ofrece como pocos lo hacen, la posibilidad de que el cliente comparta su emoción por los mismos. Sin duda es uno de los restaurantes donde mejor se come y se bebe, de los que gusta recomendar y compartir opiniones. Todo ello hace que la experiencia al visitar el Celler del Tossal sea completa…y con RCP difícil de superar.
Bravo! Y esperamos poder decir que seguro que no hay tres sin cuatro, o cinco, o seis…
Texto y fotos de Silan, nuestro experto en gastronomía.
Texto y fotos de Silan, nuestro experto en gastronomía.
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