viernes, 21 de marzo de 2014

Concurso de relato breve

Mensaje en una botella para mi suegra

Estaba deleitándome con un vino de Navarra cuando sonó el teléfono. Me pasó el inalámbrico y me dijo: es mi madre. Dice que ha encontrado una botella con un mensaje tuyo......
¿Que tal Maria Ángeles?  Fue lo único que pude decir...a continuación, un recuerdo cálido en mis mejillas y una sensación salina en mis labios.

El mensaje lo firmaba Luis, pero no era mío. Era de mi padre. Mi suegra había encontrado en una de las cajas que guardaba en su casa, tras nuestro último traslado de domicilio, un estuche de madera con una botella de vino en su interior.

La pasión que yo tenía por el vino me la había transmitido mi padre. El me dejaba oler su copa en mi infancia y catar algún sorbo ilegal en mi adolescencia. La inmensa mayoría de mis conocimientos los adquirí catando a su lado, el ritual de abrir una botella y elegir la copa correcta, la concentración cada vez que acercaba la nariz a la copa, el sorbo con la cantidad correcta, los movimientos repetitivos del vino en la boca.....era un apasionado del vino. Su pasión por el vino fue mi gran herencia.  Aunque el  vino nunca fue su primera pasión.

Mi padre en una de tantas conversaciones de vino me contó que compró esa botella de garnacha navarra, para celebrar mi llegada al mundo. Lo que nunca me conto es que escribió un mensaje en el interior de su estuche, dedicado a su gran amor. A su mujer.  A mi madre.

El mensaje estaba escrito en el reverso de la tapa corredera del estuche de madera, por eso yo desconocía su existencia. Un mensaje, que ella nunca pudo leer, pues dándome la vida...se quito la suya.....

Fue cuando entendí porque habían permanecido juntos en una gran vitrina el estuche, la botella y el retrato de mi madre.

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