Mensaje en una botella para mi suegra
Estaba deleitándome con un
vino de Navarra cuando sonó el teléfono. Me pasó el inalámbrico y me dijo: es
mi madre. Dice que ha encontrado una botella con un mensaje tuyo......
¿Que tal Maria Ángeles? Fue lo único que pude decir...a continuación,
un recuerdo cálido en mis mejillas y una sensación salina en mis labios.
El mensaje lo firmaba Luis,
pero no era mío. Era de mi padre. Mi suegra había encontrado en una de las
cajas que guardaba en su casa, tras nuestro último traslado de domicilio, un
estuche de madera con una botella de vino en su interior.
La pasión que yo tenía por el
vino me la había transmitido mi padre. El me dejaba oler su copa en mi infancia
y catar algún sorbo ilegal en mi adolescencia. La inmensa mayoría de mis
conocimientos los adquirí catando a su lado, el ritual de abrir una botella y
elegir la copa correcta, la concentración cada vez que acercaba la nariz a la
copa, el sorbo con la cantidad correcta, los movimientos repetitivos del vino
en la boca.....era un apasionado del vino. Su pasión por el vino fue mi gran
herencia. Aunque el vino nunca fue su primera pasión.
Mi padre en una de tantas
conversaciones de vino me contó que compró esa botella de garnacha navarra,
para celebrar mi llegada al mundo. Lo que nunca me conto es que escribió un
mensaje en el interior de su estuche, dedicado a su gran amor. A su mujer. A mi madre.
El mensaje estaba escrito en
el reverso de la tapa corredera del estuche de madera, por eso yo desconocía su
existencia. Un mensaje, que ella nunca pudo leer, pues dándome la vida...se
quito la suya.....
Fue cuando entendí porque
habían permanecido juntos en una gran vitrina el estuche, la botella y el
retrato de mi madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario