Durante algo más de una semana el Sherry Festival no ha parado de inundar la ciudad de Valencia con diferentes eventos, ya sean catas maridadas, comidas, cenas, presentación de bodegas e incluso una película. Personalmente estaba ilusionado pues me habían aceptado en muchas de las cosas que me había apuntado (catas sobre todo), pero al final por motivos laborales apenas pude disfrutar de la mañana del lunes en el salón Apolo del hotel las Arenas. No fue mucho, (de todo lo que se programó) apenas una gota de esas que quedan en las soleras del casi 100 años que tienen muchas de las bodegas presentes pero me mereció la pena y aquí os dejo el artículo.



La Alegría era el nombre de la manzanilla de la bodega Williams & Humbert, también me gusto por su intensidad y su persistente retro nasal. Quizás la manzanilla con mas cuerpo de todo el evento. El fino de nombre comercial Pando, no me disgusto pero no estuvo a la altura de la manzanilla.


Como os comenté al principio Joaquin sabía donde estaba lo mejor y para acabar la ronda de manzanillas y finos ( y mi tiempo) nos fuimos al stand de la bodega Emilio Hidalgo, maravillosamente atendido por Juanma. Lo primero que probamos fue un mosto sin encabezar, el cual es la base del jerez, palomino 100% en acero inoxidable. Su aroma a lías muy interesante. Y a continuación empezó con todo su gama de vinos, que son diferentes, ni mejores (que a mí personalmente algunos me lo parecieron) ni peores. Juanma nos cuenta que ellos buscan hacer los vinos de la manera más tradicional y por ello los vinos tienen unas características diferentes al resto. El primero fue el fino La Panesa. Un vino con 16 años de crianza bajo el velo flor que le confieren al vino unos atributos que lo hacen un vino singular en la categoría de los finos. Persistente, notas herbáceas, levaduras....El siguiente vino fue un amontillado fino de nombre El Tresillo. Elaborado con la base biológica de el vino La Panesa, pero con una etapa final oxidativa, lo que le hace un vino menos fresco que el anterior, y algo más generoso en aromas.

Y hasta aquí duró "mi Sherry Festival", tenia programadas más catas a las que tuve que renunciar. Las cosas nunca salen como uno quiere pero hay que disfrutar las que te quedan y gracias al trío formado por Rodrigo, María José, y su marido Joaquin, el "experto del día", disfrute de una mañana llena de lecciones y vinos muy interesantes. Gracias a los tres.
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